lunes, 27 de abril de 2009

Historias de amor y sexo no consentido

Noticia:
"Una peluquera de la región rusa de Kaluga se vio sorprendida por un ladrón en su centro de belleza, cuando la joven acababa su turno, el pasado 14 de marzo.

El ladrón, de 32 años y llamado Viktor, irrumpió en el local a las cinco de la tarde con una pistola y pidiendo el dinero a todo el mundo.

Ahí es cuando aparece en escena Olga, la peluquera de 28 años con conocimientos de artes marciales que simuló entregarle el dinero a Viktor. Cuando el pobre hombre se relamía de contento, ella le dio un puñetazo y lo tumbó. K.O.

Ató a Viktor con el cable del secador, lo amordazó y se lo llevó al trastero mientras animó al resto a que terminaran de trabajar. "La policía está al caer" decía la protagonista de nuestra historia.

Pero la Policía no llegó. Los clientes y el resto de empleados marcharon y Olga fue al trastero. Le dijo a Viktor que se quitara la ropa interior e hiciera todo lo que ella le pedía o llamaría a la Policía.

Le ató al radiador con unas esposas rosas dignas del Sex Shop más cutre y le dio Viagra, para asegurarse que durante las próximas 48 horas el muchacho iba a rendir. No entraré en detalles de lo que ocurrió, pero sí os puedo decir que, según Life.ru, cuando Olga dejó marcharse a Viktor, dos días después, éste había sido "exprimido como un limón".

Viktor fue directo al hospital porque tenía sus genitales bastante dañados. Después se presentó en una comisaría y denunció a Olga.

Para acabar con el surrealismo, Olga se indignó cuando se enteró de la denuncia. "Es un idiota", dijo. "Sí, lo hicimos algunas veces, pero le compré unos pantalones nuevos, le di de comer y de beber y luego, cuando se marchó, le regalé 1.000 rublos (unos 23 euros)".

Así que Olga denunció también a Viktor y la Policía tiene un cacao mental de agárrate y no te menees. "No sé lo que va a pasar... podríamos encarcelar a ambos: a él por robo y a ella por violación", decía un agente en Life.ru.

Otra historia de amor arruinada por el puto "qué dirán". Todo porque in soviet Russia las mujeres pegan a los hombres, y el tipo parece ser que tenía tanto orgullo que ni 48 horas de sexo, ni los pantalones nuevos, ni los 1000 rublos, ni la estancia con pensión completa compensaban el crochet que le solto la buena de Olga. En fin, una lástima.

El final feliz habría sido que Viktor asumiera que se pasaría el resto de sus días siendo la puta de Olga (me refiero a que Viktor sea una puta, no que Olga sea una puta... que también ojo), y rematarlo todo con un "se casaron por la iglesia prespiputeriana de Nuestra Señora del Milagro Inutil. Ella con un látigo, y él con sus pantalones nuevos y aun esposado al radiador, y un ojo morao, y marcando las 12. Fueron felices y comieron perdices... y pollas... al menos ella"

No hay comentarios: