domingo, 8 de junio de 2008

Un perro andaluz

No penséis que ahora me ha dado por rajar de los andaluces (gente autosuficiente y trabajadora como no la hay en ningún otro lado). Me refiero a ese peacho de filme que le dedicaron Buñuel y Dalí a Federico García Lorca.

Bien, igual habéis visto esa serie de despropósitos llamada "Un Chien Andalou". Si, amigos puristas de lo raro, “Un perro andaluz” me parece una puta mierda hablando en plata. Cortar ojos y arrastrar burros muertos no tienen un jodido punto de arte y cualquiera que defienda que le rajen el ojo a un animal con una navaja de barbero (como la del Oscar), es digno de ser lapidado verbalmente, y que no me vengan que el arte es provocación, porque por esa regla de 3, Manuel Trallero, un troll de Internet o la gente de 4Chan son artistas, y por ahí sí que no paso. Además quiero remarcar que si el objetivo de algo es provocar, es que se hace por el “lulz factor”, ergo, la comparación Dalí-Buñuel/4Chan es más patente. Dicho esto, espero que ningún palurdo intente rebatirme lo comentado anteriormente con lo de “El arte es…”, porque a falta de una definición definitiva a un concepto abstracto, el arte es subjetivo, punto pelota.

Pero vayamos al meollo de la cuestión. ¿Qué cojones tiene que ver “Un perro andaluz” conmigo? Los que me conocéis, sabréis, que desde hace más de medio año coexisto con dos orzuelos persistentes (Julius y Julius Jr.), parece ser que se encariñaron conmigo y cual varón de 30 años sedentario, es incapaz de abandonar su lecho paterno si no es rajándolo con un bisturí (seguro que se han dado casos). Pues bien, hace una semana y dos días (mis reflejos no son lo que eran) me operé uno de los ojos para extraer a Julius senior, en lo que representa mi experiencia más cercana a la famosa secuencia de el mencionado corto.


¿Cómo es que te quiten un orzuelo?
Bien, pues se trata de cirugía menor, así que no es nada dramático, básicamente te tumban en la camilla, te ponen una especie de alfombrilla con un agujero para el ojo, te chutan anestesia, y entonces viene cuando yo pregunto cual será el proceso a seguir. Uno de los cirujanos dice:
-“El paciente solicita que el cirujano le explique el procedimiento de la operación que le van a realizar”.
Ante tanta solemnidad me quedé perplejo, pero el otro cirujano le quitó el encanto cuando dijo:
-“Pues aquí lo que vamos a hacer es girar párpado, cortar, limpiar y girar párpado”.
Le quitó toda la solemnidad que le había dado su colega. Pero al menos lo entendí.

Para acabar, dolió lo justo, y pese a mi excelente comportamiento, me fui sin piruleta. Lo divertido es que luego te tapan el ojo de manera espectacular, como si hubieras peleado con un oso salvaje o algo.

Tengo que añadir que ayer estuve en la boda de mi excompañero de universiadad Aran y su mujer Ruth a quienes aprovecho para felicitar por el fantástico rato que me hicieron pasar.
Muchas risas y canchondeito con dedicatoria especial a Clara, Icar, David (otro), Tania y Norman (cuyo Fotolog entra en mi lista de recomendaciones), es decir al sector activo de la mesa 9. Hay fotos, pero me las tienen que pasar, todo llegará.

Os dejo eso sí, con una de las frases antológicas de cura durante la ceremonia:
- “A veces en el amor hay dolor. Hay una mujer en Estados Unidos que ha tenido un hijo de 5 quilos y no pidió epidural. Eso es un acto de amor”
Que cada uno haga sus reflexiones.

Btw, jueves Radiohead lol. esta semana iré poniendo canciones de este fantástico grupo en la lista de reproducción, para culturizaros un poco nomás.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy 90% seguro de que algunos hijos solo se han ido despues de usar un bisturi, y eso si que es amor, no lo de la mujer que da a luz a Chris Griffin

Oscar dijo...

Increíble relato de los acontecimientos.